La necesidad de crear redes de contacto entre las diferentes instituciones y profesionales para ayudar a encontrar a las cerca de 14.000 personas desaparecidas en España, y resolver las desapariciones, fue determinante para que los representantes de la APDPE y de Sosdesaparecidos hayan firmado un convenio para establecer en el futuro el llamado “Turno LODES” (Localización de desaparecidos).
El convenio permitirá que el trabajo de los detectives privados se convierta en una herramienta más para localizar a los desaparecidos, “poner punto final al dolor de las familias y saber la verdad”, según explicó Jaime Amills, presidente de la asociación de familiares afectados.
Los detectives privados son los profesionales necesarios e idóneos para facilitar la resolución de las desapariciones de personas, sobre todo en aquellas en los que no se ha producido una actividad criminal (el 99% de los casos), por lo que no están sujetos por la actuación de oficio de la autoridad policial. España es pionera en Europa en poner los cimientos de este inicio de colaboración entre investigadores privados, familias y cuerpos policiales, y podría llegar a ser un referente internacional en materia de resolución de este tipo de casos.
Estas son dos de las conclusiones a las que se llegó en la I Jornada divulgativa organizada por la APDPE y la asociación Sosdesaparecidos, celebrada en el nuevo Centro Nacional de Desaparecidos de España. Los numerosos profesionales del sector de la investigación privada, que llenaban la sala, pudieron conocer de primera mano las posibilidades que su trabajo puede ofrecer a las familias que pasan por esta dolorosa situación; desde conseguir una pronta resolución del caso, hasta llegar con su investigación allí donde no pudieron hacerlo los miembros de los diferentes cuerpos policiales.
La colaboración de la APDPE
Las familias no dejan nunca de buscar a sus seres queridos, pero una vez se llega a un punto en el que la Policía no puede hacer más, hay que esperar a que se produzca una nueva pista o se abra otra posible vía de investigación. Es ahí donde todavía pueden contribuir los investigadores privados. La contribución a crear una sociedad más justa ofreciendo su trabajo como herramienta es la intención que mueve a los detectives para querer colaborar en la localización de las personas desaparecidas. Consistiría en que una vez comunicada la desaparición, las personas interesadas se ponen en contacto con la APDPE y la investigación le toca por turno a un compañero o compañera que esté en una lista a tal efecto.
El trabajo de los detectives privados es complementario al de los CCyFF de la Seguridad del Estado, porque pueden realizar localizaciones de personas que hayan desaparecido de manera voluntaria o involuntaria, siempre que detrás de la desaparición no haya un presunto hecho delictivo. En cuanto tienen conocimiento de que ha podido producir un delito a través de las pruebas obtenidas, la investigación tiene que ponerse en manos de la autoridad policial, tal y como se recoge en la legislación que regula la actuación de los detectives y la colaboración con los cuerpos policiales.
Los asistentes a la jornada estuvieron de acuerdo en que con los desaparecidos, sumar multiplica, que en los casos de desaparición las primeras horas son importantísimas y que muchas veces, cuando se produce una denuncia, salvo si hay indicios de que se trata de una desaparición forzosa, la alerta policial no es tan inmediata. En esos casos sí que la actividad privada puede ser clave para impulsar, y a la larga resolver la desaparición de una persona.
Los detectives son conscientes de que existe un amplísimo campo de actuación para ellos porque, según explicó Enrique Hormigo, presidente de la APDPE, “las desapariciones no son homogéneas. No todas se denuncian ante la Policía, por ejemplo por problemas familiares, personas radicales, pertenecientes a bandas, okupas… en cuyo caso la labor del detective privado puede ser la solución oportuna”.
La humanidad, la cercanía y la empatía con las familias, la posibilidad de obtener más información en el entorno de la persona desaparecida, al sentirse más libre, son herramientas emocionales propias de los investigadores privados, que pueden unirse y formar grupos de trabajo para ser, si cabe, más especializados y efectivos.
Entre las conclusiones de la jornada, la necesidad de establecer un protocolo para dotar de estructuras firmes y fluidas las futuras intervenciones, como por ejemplo, a la hora de saber si existe ya una investigación inicial antes de comenzar con el trabajo privado. Los profesionales vieron la necesidad de celebrar más jornadas puramente formativas para unificar metodologías de investigación y perfeccionar la colaboración basándose en la formación, la unión, la comunicación y la coordinación de personas y métodos.
Necesidades y herramientas de las familias
Como padre de un joven desparecido hace más de diez, Joaquin Amills ofreció la visión más humana y personal sobre cómo afecta el problema a las familias afectadas mediante la lectura de una emotiva carta que describe los sentimientos a los que se enfrentan los afectados. Para Amills, lo que une a las familias es “el amor por la persona desaparecida y la necesidad de saber la verdad de lo que pasó. No saberlo es un duelo congelado. Se llega a extremos tan duros como tener celos o envidia de la muerte, porque con ella ya se sabe la verdad y cierras el capítulo”.
El coordinador de la asociación de afectados, Francisco Manuel Jiménez, insistió en que se debía desterrar la errónea idea de que una desaparición no se considera tal hasta las 24 o 48 horas. La recomendación de todos en la Jornada fue clara; no hay que esperar ni un instante en denunciar, porque las primeras 72 horas son esenciales para la resolución de la mayoría de los casos. Jiménez explicó las claves del funcionamiento de Sosdesaparecidos; cómo se produce la activación y desactivación de las alertas, qué datos se recogen para las mimas, cómo se utilizan las redes sociales que se han convertido en una herramienta esencial y el sistema mediante el cual detectan y filtran las pistas o alertas falsas.
Fríos datos que contienen grandes dramas
La jornada contó con la intervención de Jaime Cereceda, director del CND quien resumió el trabajo realizado desde que en 2010 se comenzó a crear la base de datos de personas desaparecidas y restos humanos hallados en España. Cereceda explicó que desde que se están grabando datos, en 2012, se han registrado 175.000 denuncias grabadas, que se resuelven el 98,5 de las denuncias por desaparición y que estas nunca prescriben, “y siempre se seguirá investigando, aunque se llegue a producir el cierre de expedientes por falta de pruebas”.
También aportaron su experiencia la comandante de la Guardia Civil Alicia Vicente y el oficial de la Policía Nacional David Mera, quienes explicaron los distintos procedimientos que se siguen en las instituciones policiales tras recibir una denuncia por desaparición, se mostraron convencidos de los beneficios de la colaboración con la investigación privada y felicitaron la firma del convenio de colaboración entre los detectives y Sosdesaparecidos.