El gobierno francés se encuentra en el punto de mira tras la aprobación en el Senado de una ley que permite la videovigilancia asistida por IA, con motivo de los Juegos Olímpicos de París 2024. Con estas nuevas medidas, Francia quiere evitar que se repita el caos de la final de la UEFA Champions League del año pasado entre el Liverpool y el Real Madrid, donde la Policía optó por usar gases lacrimógenos.
Según aclaran los ministros, esta ley ha sido aprobada para mejorar la gestión de multitudes, ya que se espera que París acogerá a 13 millones de personas en ocasión de los Juegos Olímpicos. Amélie Oudéa-Castéra, ministra de Deportes, agradeció en Twitter a los senadores por la aprobación de la normativa destacando que «favorecerá la mejor organización posible de los Juegos de París 2024.»
Videovigilancia asistida por inteligencia artificial
El gobierno francés ha insistido en que sus propuestas de seguridad para los Juegos Olímpicos no incluyen el uso de tecnologías de reconocimiento facial. Sin embargo, estas cámaras podrán utilizarse a título experimental hasta junio de 2025 y no a conclusión del evento.
La normativa incluye planes para detectar y rastrear el lenguaje corporal sospechoso o los movimientos de la multitud a través de cámaras de CCTV con inteligencia artificial y drones que envían alertas a la Policía.
Debate sobre la videovigilancia con IA
Los ministros franceses han argumentado que son necesarias medidas de seguridad excepcionales para garantizar el buen desarrollo del evento que atraerá a 13 millones de espectadores, pero grupos de defensa de los derechos humanos han advertido de que Francia pretende utilizar los Juegos como pretexto para ampliar los poderes de vigilancia policial, que luego podrían convertirse en permanentes.
Bastien Le Querrec, de la ONG francesa La Quadrature du Net, ha destacado que la propuesta de autorizar la videovigilancia mediante algoritmos «parece especialmente peligrosa, desproporcionada y pone en marcha un mecanismo de vigilancia masiva». En su opinión, hasta ahora en Francia la videovigilancia requería «un humano detrás de una pantalla» analizando las imágenes de videovigilancia, lo que hacía imposible controlar todo el espacio público en todo momento. «Pero con la automatización, ese límite humano ya no existe» y por tanto de forma constante «cualquier persona filmada podría ver su comportamiento analizado, sus movimientos detectados y clasificados».
Katia Roux, responsable de tecnología y derechos humanos en Amnistía Internacional, ha declarado en una entrevista al medio Euronews que dicha normativa vulnera «el derecho a la intimidad y a la reunión pacífica», aclarando que «hasta la fecha no se ha demostrado en absoluto la eficacia de esta tecnología en la lucha contra la delincuencia y el terrorismo».
