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Los robos de arte a lo largo de la historia

Las obras de arte son bienes muy atractivos para las organizaciones criminales. Robos famosos como el de la Mona Lisa en el Louvre demuestran que la seguridad en los museos es una prioridad.

Los museos más importantes son un blanco para los delincuentes, siendo las obras de arte unos bienes muy suculentos para las organizaciones criminales. En efecto, los objetos artísticos pueden tener un valor muy alto en el mercado negro, lo que los convierte en un objetivo atractivo para los ladrones. Sin retroceder demasiado en el tiempo ni alejarnos de nuestro país, la Guardia Civil detuvo hace poco a ocho personas involucradas en 18 robos, ejecutados en las provincias de Ourense y Pontevedra, pudiendo así recuperar 179 piezas de arte sacro.

«La delincuencia contra los bienes culturales afecta a todos los países del mundo de una forma u otra», destaca Corrado Catesi, coordinador de la Unidad de Obras de Arte de INTERPOL. En mayo de 2021, esta última organización puso en marcha su aplicación para móviles ID-Art, que permite acceder a su base de datos para crear un inventario de colecciones de arte.

Por su parte, Antonio Manzano, director de Seguridad del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, pone el foco en el papel de la tecnología a la hora de garantizar la seguridad en los museos. «Vamos hacia unos sistemas que incorporen Inteligencia Artificial que permitan agilizar la toma de decisiones en situaciones de emergencia», destaca Manzano.

Teniendo en cuenta la producción constante de robos de arte a lo largo de la historia, es necesario fijar un plan de seguridad que cuide cualquier aspecto preventivo y haga uso de las tecnologías más avanzadas. A título de ejemplo, os proponemos a continuación algunos de los robos de arte más famosos, siendo útiles para evaluar las razones por las cuales se ejecuta el robo, como el encargo de compradores que desean poseer bienes que no estén disponibles en el mercado o por el simple prestigio que viene con el hecho de haber conseguido algo valioso.

Robo de la Mona Lisa de Vincenzo Peruggia

En 1911, el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci desapareció del Museo del Louvre. El 20 de agosto Vincenzo Peruggia, un empleado de una empresa contratada por el Louvre, logró colarse en un armario y pasar allí la noche. El lunes siguiente a las 7:00, cuando el museo estaba cerrado, salió de su escondite y robó el cuadro. A finales de noviembre de 1913, el director de la Galería de los Uffizi y un marchante de arte fueron citados en un hotel de Florencia por una persona que afirmaba tener el retrato en su casa. Después de analizar el cuadro, los dos profesionales avisaron a las autoridades y el ladrón fue detenido.

El robo de la Gioconda fue catalogado como el robo del siglo. En su libro, El robo de la sonrisa (1991), Scotti afirma que «Mona Lisa abandonó el Louvre siendo una obra de arte y volvió convertida en un icono». En efecto, después del robo se disparó la fama de esta pequeña obra de Leonardo.

Robo al Museo Isabella Steward Gardner en Boston

En 1990 ocurrió uno de los grandes robos de arte en el Museo Isabella Steward Gardner en Boston. Dos hombres vestidos como policías irrumpieron en el edificio y robaron 13 pinturas; entre ellas, «Chez Tortoni» de Édouard Manet y el «Concierto» de Jan Vermeer. Hasta el día de hoy, el robo sigue sin resolverse.

En la web del Gardner Museum se aclara que los «marcos vacíos se mantienen colgados como un indicador de las obras perdidas y como símbolos de esperanza acerca de su vuelta».

239 obras de arte robadas por Stéphane Breitwieser

239 obras de arte, valoradas en más de 1.000 millones de euros, fueron robadas por Stéphane Breitwieser a lo largo de 6 años en 172 museos diferentes. Detenido en 2001, se le condenó a 3 años de cárcel.

¿El dato más curioso? El ladrón no vendió ninguna de las piezas robadas. En una entrevista a GQ, Breitwieser confesó que «jamás robó arte por dinero» y que simplemente lo hizo «por amor».

Joyas de la Bóveda Verde en Dresde

Uno de los robos de arte más grandes de la historia es el que tuvo lugar en la Bóveda Verde en Dresde, en 2019. Los ladrones consiguieron entrar en la cámara del tesoro a través de una ventana de la cual extrajeron tres collares de diamantes y rubíes de valor incalculable.

A mediados de diciembre de 2022, aparecieron 31 piezas de la colección de orfebrería de la Bóveda Verde, siendo el intento de los presuntos ladrones de reducir sus condenas. Según la crónica del Frankfurter Allgemeine, la restauradora de las colecciones reales declaró que «fue muy emocionante» recibir de vuelta las joyas. Sin embargo, enumeró también las pérdidas: la charretera con el conocido como Sajón Blanco y un diamante de 50 quilates.

Robo en el Museo de Munch de Oslo

Dos de las obras más famosas de Edvard Munch fueron robadas en 2004. Varios individuos armados irrumpieron en el Museo de Munch en Oslo para sustraer varios cuadros y, entre ellos, El grito, que ya había sido robado en 1994 y que fue recuperado gracias al detective británico Charley Hill

El 31 de agosto de 2006 la Policía noruega localizó El grito y Madonna. Se apunta a que el chantaje de uno de los ladrones a las autoridades noruegas favoreció el rescate de las obras. Debido a las malas condiciones en las que se encontraron las obras, se realizaron importantes trabajos de restauración.

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