Por David Rajas. Director general en Redstone Engineering.
Como todos sabemos, cada vez se está poniendo más de moda el internet de las cosas (IoT), que no deja de ser algo que estamos viviendo día a día. Desde cualquier lugar, podemos consultar en nuestro smartphone no solo los datos bancarios, sino la temperatura de nuestros hogares, poner en marcha la calefacción, encender las luces, subir persianas, etc.
Quedan ya muy lejos las primeras instalaciones domóticas en las que todo ello era posible, pero la manera de operar no era tan fácil y eran consideradas un lujo al alcance de muy pocos. Hoy en día todos tenemos la capacidad de poder controlar cualquier elemento gracias a nuestro smartphone, en el ámbito doméstico.
Todo esto comenzó a nivel industrial, comercial o de gestión de grandes edificios. Se controlan los consumos energéticos, el estado de las instalaciones, su mantenimiento de manera remota, y por supuesto, los controles de acceso y las instalaciones de seguridad. La aparición del CCTV por IP permitió dar el salto a este nuevo mundo, pero a la intrusión siempre le costó dar este paso.
Recientemente ya ha salido al mercado una nueva central de intrusión conectada a la nube, donde la gestión remota es más sencilla. Como todo, presentará problemas de ciberseguridad, pero eso es algo que quizás todos pensamos la primera vez que compramos algo por internet y dimos nuestros datos bancarios.
Internet de las cosas doméstico
Esto es solo el principio de la implantación del internet de las cosas a nivel doméstico. Yo ya conozco a particulares que tienen un sistema de control de acceso a sus hogares privados, y salen a la calle sin las llaves de casa!!. Quizás hoy es más fácil olvidarse las llaves y no el móvil…. Un móvil donde también puedes dejar alarmada la casa, conectarte para ver una cámara, que saltan avisos cuando se producen movimientos en ciertas dependencias y todo ello con la misma tecnología doméstica que casi todos tenemos en nuestras casas, consistente en un smartphone y un router doméstico.
Tal vez las instalaciones clásicas de intrusión no cambien mucho, pero si la manera de gestionarlas, mediante estas nuevas tecnologías. Esta posibilidad abre el mercado a los particulares, muchos de los cuales se animarán a utilizarlas para sus hogares, algo que en el pasado era solo habitual en las mansiones de las zonas residenciales más exclusivas, de la misma manera que lo era la domótica que hoy, todos utilizamos en mayor o menor medida.