«El reto de la seguridad en los museos es hacer coincidir la eficacia y eficiencia de los elementos instalados, con la discreción de su diseño e instalación», explica Sonsoles Navas Hernández, jefa de Seguridad de Museos Estatales de la Subdirección General de Museos Estatales del Ministerio de Cultura, quien además puntualiza que «los visitantes de los centros museísticos no van a contemplar las medidas de seguridad instaladas, sino la obra de arte, aunque sí quieren encontrarse seguros». Navas analiza a lo largo de la entrevista con Cuadernos de Seguridad las claves para garantizar la protección y seguridad de las instalaciones museísticas, así como el papel de la tecnología para conseguirlo.
—La innovación tecnológica juega hoy en día un papel imprescindible en el campo de la seguridad, ¿qué soluciones tecnológicas cree que forman parte de una adecuada estrategia de protección y prevención de una instalación tan singular como lo es un museo?
—Aceptado que la innovación tecnológica está siendo imprescindible en la evolución de los sistemas de seguridad, cuando se trata de su implementación en los museos es de vital importancia que los equipos sean discretos. Los visitantes de los museos no van a contemplar las medidas de seguridad instaladas, sino la obra de arte, aunque sí quieren encontrarse seguros.
Por tanto asumiendo la incorporación de las mejoras tecnológicas, estas deben ir acompañadas de mejoras estéticas, de diseño, de tamaño, etc. , de manera que no interrumpan la contemplación de la obra de arte expuesta.
En estos momentos es muy gratificante encontrarnos en el mercado con cámaras y diversos elementos de CCTV, que estamos instalando en las salas de exposiciones, que pasan desapercibidos al público y al mismo tiempo están ofreciendo casi infinitas oportunidades de gestión de video.
—¿Qué retos debe asumir un responsable de Seguridad a la hora de implantar una estrategia de seguridad en un recinto de las características de un centro museístico?
—En la seguridad de los museos no puede haber un resquicio que permita que se pueda producir un incidente. Cualquier eventualidad puede ocasionar un grave perjuicio para la conservación de los bienes culturales, al mismo tiempo que repercute en el prestigio de la institución museística.
Por ello, el análisis de riesgos ha de ser exhaustivo, revisando y dando respuesta a un número casi ilimitado de amenazas y con la instalación de las medidas de seguridad que se hayan determinado como más adecuadas.
Además, como ya indicaba, el reto de la seguridad en los museos es hacer coincidir la eficacia y eficiencia de los elementos instalados, con la discreción de su diseño e instalación.
Seguridad integral en museos
—La seguridad integral es un elemento clave en la gestión de la protección de las instalaciones, ¿cree que facilita el trabajo de los directores de Seguridad contar con los sistemas de seguridad integrados en el caso de un museo?
—Sin lugar a dudas. Afortunadamente en estos momentos hay distintos programas de integración que aportan un input de fiabilidad a los diferentes sistemas de seguridad instalados. Además, no solamente permiten la coordinación entre ellos para detectar si una alarma es o no falsa, sino que también, en sí mismos, suponen un plan de contingencia ante cualquier anomalía técnica que se presente.
No se puede considerar que una instalación dispone de seguridad integral si no cuenta con un sistema de integración que aglutine y ofrezca la información, depurada y perfeccionada, de todos los equipos y de todos los sistemas instalados, funcionando como ayuda a la toma de decisiones del director de Seguridad.
—Como hemos apuntado anteriormente, los museos se caracterizan por la singularidad en sus instalaciones, perfil diferente de usuarios –visitantes, personal con diferentes funciones, …-, amplitud de instalación, etc. ¿Cuáles son las claves actuales para garantizar la seguridad y protección de este tipo de instalaciones?
—Efectivamente, cuando el museo está abierto al público para cumplir su función, quizá la dificultad más expuesta para su seguridad es la regulación de la entrada a sus dependencias por los distintos usuarios o visitantes. En esos momentos es cuando los procedimientos de control de accesos se encuentran en su mayor despliegue, mostrando su eficacia y actuando de manera coordinada entre los sistemas de seguridad instalados y la vigilancia humana presencial.
Es fundamental que el personal que accede a las dependencias del museo, distintas de las salas de exposiciones, cumpla con los protocolos de autorización, identificación y permanencia establecidos, y para ello los equipos de vigilantes de seguridad presentes son esenciales.
