El año 2023 ha marcado un triste récord en la historia de los desastres naturales: el de los incendios forestales más devastadores jamás registrados. Expertos advierten que, de no tomar medidas urgentes, esta tendencia podría mantenerse o incluso empeorar.
Tecnifuego, la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, insta a la toma de conciencia del problema y la adopción de medidas preventivas y colectivas. Estas incluyen una gestión eficaz del paisaje, concienciación pública y una mayor inversión en tecnologías de prevención y extinción de incendios.
De la mano de Tecnifuego, examinamos a continuación el impacto global de estos incendios, y las medidas que expertos y organizaciones sugieren para mitigar esta calamidad en ascenso.
La escalada global de los incendios forestales
Desde Evros en Grecia, donde se registró «el incendio forestal más grande en la historia de la Unión Europea» según Copernicus, hasta la isla de Maui en Hawái, con más de 100 fallecidos, los fuegos descontrolados se han vuelto un fenómeno global. En Tenerife, un incendio devastador quemó 15.000 hectáreas, afectando 12 municipios y causando daños económicos estimados en 80,4 millones de euros, teniendo en cuenta la valoración inicial del Cabildo. Por otro lado, «los daños ecológicos y de patrimonio natural destruidos son imposibles de valorar», aclaran los expertos de Tecnifuego.
A lo largo de los últimos 10 años, unos 82 millones de hectáreas de bosque han sido destruidas globalmente por el fuego. El cambio climático, la despoblación y el abandono rural, junto con la falta de medidas preventivas efectivas, han creado un entorno propicio para estos desastres. Además, las condiciones actuales han contribuido al aumento del 10% en el agujero de la capa de ozono, lo que a su vez disminuye la protección atmosférica del planeta.
¿Qué se puede hacer?
Minimizar los daños futuros requiere un esfuerzo colectivo a corto, medio y largo plazo. Solo a través de la concienciación, la prevención y una acción decidida por parte de todos los sectores de la sociedad, podremos empezar a mitigar los impactos devastadores de estos incendios forestales sin precedentes.
El Centro Nacional de Bomberos de Estados Unidos y la Asociación de Prevención de Incendios NFPA sugieren que la adaptación de las comunidades a este riesgo es crucial. Esto implica políticas más sólidas en la construcción de edificios con mayor capacidad para resistir incendios y en la ubicación de nuevas urbanizaciones.
«El gran volumen de comunidades en riesgo requiere cambios en dónde construimos, cómo construimos y qué hacemos con las propiedades existentes a través de políticas más sólidas para crear un entorno construido con mayor capacidad para hacer frente a este tipo de incendios», señalan desde NFPA.
Los gobiernos deben jugar un papel más activo en la creación de equipos multidisciplinarios de expertos, en la inversión en material y equipos humanos adecuados, y en la implementación de políticas efectivas de prevención y respuesta.
«Es ya un adelanto tomar conciencia del alcance del problema, y poder así pasar de la idea a la acción», subrayan desde Tecnifuego, al mismo tiempo que destacan que «las claves para la solución pasan por actuaciones colectivas y preventivas, adoptando una gestión eficaz del paisaje, una política preventiva todo el año, una intensa concienciación a la población que entienda que la autoprotección sirve para combatir esta situación, y una intensificación de la inversión pública en medios, investigación y desarrollo de tecnologías para combatir los incendios».
