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La economía mundial, la seguridad… y Covid-19

Antonio Cedenilla. Presidente de la Asociación de Jefes de Seguridad de España. AJSE

«Un virus es un trozo de ácido nucleico rodeado de malas noticias», Peter Medawar 1915 – 1987.

Los virus son pequeños pedazos de ARN (ácido ribonucleico) o ADN (ácido desoxirribonucleico); muchos están encapsulados en una envoltura hecha a base de proteínas conocida como cápside, otros protegen su material genético con una membrana o envoltura derivada de la célula a la que infectan, y algunos otros además rodean su cápside con una membrana celular. El miedo que está provocando el denominado coronavirus en el mundo actual, ante su falta de conocimiento y protección, es la causa de una «locura generalizada» entre la población que hace que el pánico se apodere de todos nosotros.

coronavirus
Antonio Cedenilla. Presidente de la Asociación de Jefes de Seguridad de España. AJSE

Inmediatamente sale a relucir el recuerdo de la «peste negra», enfermedad de la Edad Media que causó tantas muertes en Europa y en el mundo, o más recientemente la «gripe española» que diezmó la población de muchos países en 1918. Afortunadamente estamos en el siglo XXI, pero eso no nos da absoluta tranquilidad para combatir a un insignificante pero letal ente microscópico que puede provocar nuestra muerte.

Como decía Charles Darwin: «Es siempre recomendable percibir claramente nuestra ignorancia». La escasez de conocimiento de un mortal microorganismo y la falta de unos medios sanitarios adecuados, sumado a un contagio a gran escala mundial, ha hecho que la inmensa mayoría de la población viviera en un desconcierto y miedo generalizado. Las autoridades sanitarias, lejos de proporcionar tranquilidad, no frenaron, en un principio, una cada vez mayor incertidumbre social.

El miedo al contacto o acercamiento entre las personas es objeto de menores acciones comerciales nacionales-internacionales y, consecuentemente, decrece la actividad laboral y propicia el derrumbe económico a escala internacional, ocasionando un descenso de las Bolsas y un menor consumo de los hogares y empresas de productos básicos. Todo ello desemboca en el desabastecimiento de productos de primera necesidad, como son los alimentos en general. El resultado de «parón industrial» posiblemente será, si esta situación durase mucho tiempo, el cierre de diferentes áreas de negocio o empresas.

«El miedo se propaga al doble de velocidad que cualquier virus».(Dan Brown)

La incertidumbre y el miedo a una recesión económica mundial hace que nos replanteemos todas nuestras necesidades prioritarias, pues ante situaciones como las actuales nos damos cuenta de la debilidad extrema como ser humano.

La seguridad, en la escala de necesidades del ser humano, según la Pirámide de Maslow, está en segundo orden de prioridades. Posiblemente, el sector de la seguridad, pase por una recesión económica un poco más tarde, lo que no significa que no nos pase factura, incluso más si cabe.

Y es que en el sector de la Seguridad Privada esta crisis generalizada puede causar un gran daño económico de inversión y rentabilidad en las empresas; puesto que no se puede prescindir de las necesidades fundamentales anteriormente mencionadas por ser prioritarias en el ser humano, como tampoco se puede prescindir de la seguridad en términos concretos.

La crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus, también llamado COVID-19, puede causar daño financiero a un sector como es la seguridad privada ya herido de gravedad desde hace largo tiempo. Y es que, ¿del COVID-19 qué sabemos en realidad? ¿Conocemos si podrá mutar una o varias veces? ¿Y su composición bioquímica? ¿Su genoma? ¿Y la mortalidad entre las personas puede remitirse? Esas son, entre muchas, las preguntas que nos hacemos hoy en día la mayoría de las personas y es la causa del miedo a lo desconocido que se expande entre la población de cualquier ciudad.

La seguridad está dañada

Pero, no quisiera apartarme del tema principal que nos depara y que para nosotros es primordial, aunque poco podemos hacer ante un sector en claro decrecimiento por los márgenes económicos exiguos, que junto a la falta de evolución hace que nos replanteemos ahora estas preguntas: ¿Está técnicamente preparada la seguridad? ¿Hay unión entre las empresas o asociaciones empresariales para poder afrontar situaciones de rentabilidad en los servicios de seguridad? Y por último, ¿cómo afrontamos situaciones globales antes casos de emergencia como es el de un virus de estas características?

miedo

A nivel nacional existe la sensación a que se pueda parar la inversión y frenar la comercialización de los productos de seguridad. Si me preguntan si está haciendo daño a nuestro sector todo este «parón industrial», sin duda respondería que inevitablemente. La seguridad está dañada y es nuestro derecho y obligación, la de todos nosotros sin excepción, darle un impulso hacia adelante, no recaer en el abaratamiento de los servicios de seguridad que comercializamos actualmente para poder generar unos beneficios adecuados y una imagen potente de profesionalidad.

Cuidar a nuestros trabajadores es primordial -«es nuestro mejor activo»-, potenciar y desarrollar nuevos sistemas de seguridad tecnológica -«tenemos grandes profesionales»-, entrar en otras áreas de negocio relacionado con la seguridad en general -«evidentemente»-, desarrollar creando unas necesidades al cliente final y, sobre todo, dar calidad en todas las áreas en las que trabajamos, es dar una nueva imagen a la sociedad de profesionales preparados y bien formados, y que nuestra labor es importante y fundamental en los servicios públicos y privados.

No debe quedar en saco roto los esfuerzos de tantos compañeros de seguridad y no ignorar la protección de nuestros empleados en las agresiones, cada día desafortunadamente más altas en los índices de denuncias. ¿Cómo y cuándo apoyamos a estos trabajadores en su trabajo diario? Esta pregunta debemos hacérnosla siempre.

En definitiva, crear imagen, respeto y sensación de que se está haciendo bien en nuestra labor cotidiana. La pregunta siempre será,¿quién dará el primer paso? La recuperación económica no será rápida, no será ordenada, no será fácil. ¡Que nadie se engañe!, costará recuperarse, pero somos un pueblo fuerte y lograremos salir de esta crisis económico/ sanitaria.

Desde estas líneas quiero hacer llegar nuestro reconocimiento a esas personas que trabajan, y siguen trabajando, siempre por y para garantizar nuestra salud, y a esos hombre y mujeres de la Seguridad Pública y Privada tan desconocidos y olvidados. Gracias a todos ellos. 

COVID-19, el día después para el sector de la seguridad

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