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El CCTV-IP, pionero en la utilización de la nube

¿Cómo afecta a los procesos empresariales el Cloud Computing? ¿En qué medida las soluciones aportadas por los integradores permiten ser diseñadas sobre arquitecturas Cloud? ¿Qué beneficios pueden aportar soluciones tradicionales integradas en un entorno basado en la nube? ¿Qué uso podemos darle? En el sector del Circuito Cerrado de Televisión, y en general el de la videovigilancia, ya nos planteamos estas cuestiones hace muchos años.

Si existe un sector en el que la segmentación del mercado sea la característica más destacada, el tipo de soluciones en calidad, cantidad, precio y rentabilidad resulte totalmente diverso, incluso tratándose de soluciones aparentemente similares, sobre el que los cambios de tecnología comporten reestructuraciones radicales, en el que los criterios de implantación lleguen a variar según la luz del día, ése es el del Circuito Cerrado de Televisión, y en general el de la videovigilancia.
Tradicionalmente el mundo CCTV, por definición, ha basado la tecnología y las soluciones en sistemas restringidos, accesibles únicamente desde el punto (o los puntos) de control local existentes. Durante los primeros 40 años de la vida del CCTV, su única aplicación era el sustituir la presencia humana para la vigilancia visual y presencial. Sin embargo, ahora su propósito es mucho más amplio, gracias, en buena medida, a que los equipos empezaron a incorporar el puerto de gestión por IP ¿Fue en ese momento en el que se empezó a «romper» el concepto de Circuito Cerrado? Es muy posible. La idea de poder disponer de un centro de control tradicional, además de una supervisión remota, independientemente del lugar de conexión a la red, sedujo a muchos, tanto proveedores como clientes. Tocando el fin de siglo XX y empezando el año 2000, los sistemas de CCTV Full IP ya empezaron a ser una realidad.
Aún y así, sabiendo que los mayores y más reconocidos fabricantes apuestan ya ciegamente por tecnología IP (después de algunas dudas), sigue habiendo ciertos grupos que se muestran reacios a la adopción total de ésta.

Y es que el propósito define las necesidades. En el caso de la vigilancia, primero se querían evitar riesgos al personal de seguridad, con lo que se pensó en monitorización remota. Más tarde se quiso añadir más cámaras. Se quiso grabar y los vídeos time-lapse aparecieron con sus propias limitaciones. Y mientras unos intentaron adaptarlos a lo existente sin demasiado éxito, otros desarrollaron un equipo que sumase lo bueno de todos los anteriores e intentase minimizar los aspectos menos deseables, y surgió el grabador digital que, además de permitir visualización local, grabación local y multiplexación local, con el tiempo adoptó la tecnología IP, con sus ventajas, como el disponer de sistemas distribuidos físicamente pero centralizados lógicamente, e inconvenientes, como la imposibilidad de entregar las mismas calidades y refrescos que los anteriores sistemas analógicos.
Empezaba la lucha de clases entre la masa mayoritaria analógica y la minoría reformista IP. Al principio resultó una lucha desigual, pero con buena estrategia, las tecnologías IP se unieron a su adversario y de momento parece que llevan ventaja.
Así pues, el concepto de CCTV sobre Cloud podríamos decir que ya existió desde el momento en que diferentes DVR’s permitían el acceso desde puntos geográficamente dispares. En aquel momento, ni calidades ni tecnología ni anchos de banda disponibles permitían el tan deseado tiempo real con una calidad suficiente.

El Cloud Computing, o el concepto de Cloud en sí, ya está presente en el diseño de redes CCTV-IP

Entendemos que hoy en día, y especialmente en temas de comunicaciones y procesos empresariales, el ancho de banda no significa ningún problema, a priori. Desde el momento que podemos asignar diferentes prioridades y calidades al tráfico que generamos, podemos asegurar la continuidad del negocio, minimizando el impacto sobre otras aplicaciones menos críticas.
¿Dónde situamos pues al sistema de CCTV? ¿Es tráfico crítico? ¿Podemos prescindir de él en ciertos momentos? ¿Podemos renunciar a la calidad de las imágenes en beneficio del ahorro en cuestiones de ancho de banda o del tráfico consumido? La respuesta es clara: depende de cada caso.
En conclusión, el Cloud Computing, o el concepto de Cloud en sí, ya está presente en el diseño de redes de CCTV-IP, especialmente para empresas y ayuntamientos. Éstos gestionan y controlan la totalidad del ciclo de vida del sistema de vídeo.
Ofrecer a particulares y al sector retail «as a service» aplicaciones de vídeo y el éxito que esta oferta conlleve, dependerá en gran medida de la capacidad de asociar ancho de banda estable a demanda de tráfico y con precios competitivos y equilibrados, de manera que el alquiler de estos «services» justifique la no adquisición de equipamiento por parte del usuario final. Un equipamiento que, por otro lado, día a día reduce su precio al mismo tiempo que aumenta las prestaciones.

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