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La importancia de la proporcionalidad en las intervenciones de los vigilantes de seguridad

Por tanto, es fundamental que los vigilantes de seguridad estén capacitados adecuadamente y sigan protocolos claros que promuevan la proporcionalidad en sus intervenciones.

Alberto Sedeño
Criminólogo colegiado y Director de seguridad experto en Seguridad Transportes Públicos Ferroviarios.

Como criminólogo y director de Seguridad quiero remarcar la importancia que deben dar los vigilantes de seguridad a la proporcionalidad. Una actuación sin proporcionalidad, en el ámbito de la seguridad privada, puede implicar el uso excesivo de la fuerza, medidas coercitivas desproporcionadas o respuestas inapropiadas a una situación determinada.


En un conflicto típico, existen dos partes involucradas que tienen intereses opuestos, percepciones divergentes o disputas sobre algún tema. Estas partes las vamos a considerar como las partes principales del conflicto, aunque puede haber más de dos partes involucradas. De estas partes hay una de ellas en las que sí se puede minimizar los riesgos a la hora de agravar la situación. Es la figura del vigilante de seguridad y se hará reforzando los factores de protección.

El artículo 67 de la Ley de Seguridad Privada indica que el personal de seguridad privada se atendrá en sus actuaciones a los principios de integridad y dignidad; protección y trato correcto a las personas, evitando abusos, arbitrariedades y violencias y actuando con congruencia y proporcionalidad en la utilización de sus facultades y de los medios disponibles.

Cuando un vigilante interviene en una incidencia y lo hace con desproporcionalidad, es muy probable que se desencadenen problemas y consecuencias negativas como el aumento del riesgo para la seguridad de los implicados, consecuencias legales, daños en la reputación o conflictos y tensiones.

Por tanto, es fundamental que los profesionales estén capacitados adecuadamente y sigan protocolos claros que promuevan la proporcionalidad en sus intervenciones. Eso implica que deben evaluar la situación, utilizar técnicas de desescalada, aplicar la fuerza solo cuando sea estrictamente necesario y proporcionado, y actuar de manera ética y respetuosa con los derechos de las personas implicadas.

Vigilantes de Seguridad y formación continua

Para que un vigilante de seguridad sea capaz de minimizar los riesgos de caer en la desproporcionalidad, es muy importante la formación continua. Debe estar al tanto de las leyes, regulaciones y normativas actualizadas que rigen su trabajo. Esto incluye conocimientos sobre derecho penal, leyes de seguridad y privacidad. 

Otro punto que deben potenciar es el de las técnicas de seguridad, incluyendo la gestión de riesgos, técnicas de observación, manejo de crisis, aprender estrategias para la desescalada de situaciones tensas y la resolución pacífica de conflictos. Con ellos se minimizan los riesgos del uso excesivo de la fuerza o la violencia.

Resumiendo, el uso de la fuerza es una medida coercitiva a la que solo se puede recurrir en caso de absoluta necesidad y únicamente en la medida en que se requiera para conseguir un objetivo legítimo. Deberá siempre justificarse y hacerse en base a criterios de legalidad y ética profesional. Pero no solo hablamos de proporcionalidad en el uso de la fuerza. Hay que tenerla muy presente a la hora de interactuar con las personas implicadas en cualquier intervención, aunque no se requiera el uso de la fuerza.

Por lo que mi conclusión es que toda intervención consistente en dar respuesta ante cualquier posible incidencia, que pueda suceder en el ámbito en el que se encuentren los vigilantes de seguridad, debe de respetar el principio de proporcionalidad.

Foto: Freepik

Autores

Criminólogo colegiado y Director de seguridad experto en Seguridad Transportes Públicos Ferroviarios.

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