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Sergi Pérez: «Los sistemas de seguridad deben ser discretos a los ojos del público»

«Los sistemas de seguridad deben ser neutrales y discretos a los ojos del público; que no alcancen a obstaculizar o incomodar a los visitantes durante su experiencia en nuestros espacios», asegura Sergi Pérez Serrano, gerente del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), quien en esta entrevista con Cuadernos de Seguridad explica la importancia del papel de la tecnología para garantizar la seguridad en los museos, así como la necesidad de la capacitación y concienciación de los trabajadores ante los nuevos riesgos vinculados a la ciberseguridad.

—¿Cuáles considera que son actualmente las claves para garantizar la seguridad y protección en los grandes centros museísticos?

—Una de las claves para garantizar la seguridad y protección del patrimonio en los museos es adoptar medidas fundamentadas en un exhaustivo análisis de cada uno de los riesgos. Un análisis que debe contemplar riesgos internos, como robo o vandalismo, y externos, como inundaciones o fenómenos climáticos, sin olvidar que las nuevas tecnologías están evolucionando de forma exponencial; nos preocupan especialmente los riesgos vinculados a la ciberseguridad.
Un análisis previo de los riesgos, y planes de mitigación de los mismos y de actuación ante los mismos, son los elementos esenciales. A todo ello, debe acompañarse formación para el personal en los puestos clave, e incluso para nuestros visitantes.

—¿Qué protocolos y medidas se implantaron –y siguen vigentes- con motivo de la crisis sanitaria en el museo?

—La crisis del COVID-19 nos obligó a enfrentarnos con desafíos como la protección de las colecciones, la seguridad y la salud del personal y los visitantes, y la búsqueda de respuestas creativas e innovadoras para ofrecer en formato digital todo lo que antes se hacía de forma presencial.

Durante el confinamiento continuamos manteniendo los servicios de seguridad las 24 horas del día los 7 días a la semana, y mantuvimos en pleno funcionamiento el resto de sistemas de detección de riesgos, adaptando los protocolos al nuevo escenario. Así, implementamos medidas como reforzar la comunicación entre el personal de seguridad y la dirección, restringimos el acceso de vehículos al museo y limitamos el transporte de obras de arte.

Con la llegada de la nueva normalidad, y ante la perspectiva de reabrir el museo, el esfuerzo se concentró en sistematizar y aplicar las medidas necesarias para lograr una reapertura segura para visitantes y trabajadores.

Después de dos años, tras el estallido de la crisis sanitaria, creo que la crisis del coronavirus nos ha hecho más sensibles sobre cuáles son los gastos verdaderamente esenciales en un museo y la forma de servir a nuestro público, en la manera de coleccionar, las exposiciones y los montajes, los programas públicos, las iniciativas digitales, los viajes, la investigación y las publicaciones. Hay una mayor disposición a colaborar entre museos y a compartir recursos.

Hay cuestiones que han venido para quedarse, como los planes de contingencia o la transparencia -en tiempo real- de la situación en la que nos encontramos con nuestros trabajadores y nuestros públicos.

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