Artículo de Alberto Sedeño, Criminólogo colegiado y Director de seguridad experto en Seguridad Transportes Públicos Ferroviarios
La seguridad privada tiene un rol importante en la seguridad colectiva, debido a las conexiones que tiene con la seguridad pública y por las necesidades de unir esfuerzos ante el gran reto de la seguridad. Ambas reciben presiones crecientes para adoptar estrategias preventivas.
Debido a la vinculación que tiene con el sistema penal, que es básicamente reactivo, la seguridad pública tiene más dificultades para adaptarse. En cambio, la filosofía preventiva encaja mejor en el sector privado. Sector que vende a sus clientes la prevención de daños y pérdidas. Las empresas valoran el ahorro de costos que los servicios de seguridad ofrecen en términos de reparación de daños potenciales, primas de seguro o pérdidas de cuotas de mercado. Prevenir suele ser más barato de curar.
La seguridad pública y privada es objetiva, subjetiva y tolerable
Cuando hablamos de seguridad siempre hemos de tener presente sus tres dimensiones: objetiva, subjetiva y tolerable. La dimensión objetiva hace referencia al número y tipos de accidentes o incidentes que se producen, es una cuestión de estadística. Por su parte, la dimensión subjetiva es el nivel de riesgo que percibe la población y en ella intervienen variables psicológicas y sociológicas. En cuanto a dimensión tolerable, se refiere al nivel de riesgo que se está dispuesto a asumir.
La planificación y gestión de la seguridad es un proceso por el cual, después de analizar los riesgos, se fijan unos objetivos de seguridad y se elige una estrategia que se despliega mediante un grupo de actuaciones. Al tiempo que se prevén los recursos necesarios, se establecen los procedimientos y controles con los que fijar las responsabilidades que correspondan.
En general, la seguridad privada sigue una estrategia preventiva más que reactiva. Es una prevención vinculada más a la vigilancia y a la disuasión que a atacar las causas del problema. Se puede decir que se basa en la búsqueda de la creación de sensación de seguridad. Aunque también hay respuestas reactivas, pero no son tan frecuentes como en la seguridad pública.
El cliente define el límite del riesgo que considera aceptable
Para proteger a sus clientes las empresas de seguridad pueden hacer servir estrategias como basarse en obtener informaciones relevantes (detectives privados), o la prevención de daños personales o económicos (vigilancia, videovigilancia, sensores, unidades caninas…). Siendo el cliente el que especifica los elementos que tienen una importancia estratégica en su actividad, es decir, el cliente define el límite del riesgo que considera aceptable. Con ese límite la empresa de seguridad diseña un conjunto coherente y anticipado de acciones orientadas a cumplir ese objetivo, al que llamaremos estrategia de seguridad. En otras palabras, una combinación más o menos ordenada de respuestas y objetivos.
Llegamos a la conclusión de que en al ámbito de la seguridad privada se está experimentando un cambio muy importante, cambio que afecta tanto a las empresas que prestan el servicio (variedad de formas de hacerlo) como en lo que refiere a los clientes y su actividad económica.