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El CCTV como herramienta en un plan de seguridad

Los avances tecnológicos son constantes, lo que implica que continuamente debemos consultar el abanico de posibilidades existentes a la hora de montar o mantener un CCTV.

Artículo de Alberto Sedeño, Criminólogo colegiado y Director de seguridad experto en Seguridad Transportes Públicos Ferroviarios

Cuando un cliente solicita a una empresa de seguridad, la planificación y gestión de su seguridad, se pone en marcha un proceso en el que se analizan los riesgos, se fijan unos objetivos de seguridad y se elige una estrategia a seguir. Dentro de ese plan seguramente encontremos la recomendación de la instalación de un CCTV.

cctv
Alberto Sedeño

CCTV se refiere al acrónimo para Circuito Cerrado de Televisión (Closed Circuit Television) y consiste en una instalación de componentes que se encuentran directamente conectados y gracias al cual se crea un circuito de imágenes que no puede ser visto por otra persona ajena a él. Los CCTV se deben adaptar a la naturaleza y las necesidades de seguridad que tenga cada cliente. Un centro comercial tendrá diferentes urgencias y riesgos que una explotación ferroviaria, un domicilio, una fábrica o un polígono industrial.

Los avances tecnológicos son constantes, lo que implica que continuamente debemos consultar el abanico de posibilidades existentes a la hora de montar o mantener un CCTV.

Actualmente el CCTV puede ser instalado en propiedades privadas (fábricas, domicilios u oficinas) y en lugares públicos (calles, transportes, aparcamientos o centros comerciales). Los objetivos que se busca con la instalación del CCTV son:

  1. Prevenir el crimen o el comportamiento antisocial.
  2. Detectar e identificar incidencias.
  3. Reducir el miedo al delito transmitiendo sensación de seguridad.
  4. Recabar pruebas y evidencias.
  5. Ser una herramienta más del lugar.

Estudios sobre la afectación del CCTV

Los diferentes estudios sobre la afectación del CCTV en lugares públicos no son concluyentes a la hora de confirmar su efectividad en la prevención del crimen o del comportamiento desviado. Respuestas como el efecto desplazamiento, el cambio de la metodología delictiva del victimario o dificultar la posibilidad de ser identificado ocultando el rostro o cambiando de ropa, provocan que reduzca su efectividad. No obstante, sí que existe cierta efectividad pues los estudios concluyen que se consigue disuadir al delincuente no habitual.

Felson y Clarke,  en su Teoría de la Oportunidad, se centran en las características de los escenarios, que contribuyen a unificar las inclinaciones punibles del individuo con acciones delictivas propiciadas por escenarios que proporcionan muchas más oportunidades y tentaciones delictivas.

Es lo que nos hace tomar la molestia de adoptar precauciones como cerrar los coches y las casas con llave, guardar el dinero en lugares seguros, aconsejar a los niños que eviten a los desconocidos o vigilar la casa de nuestros vecinos cuando no están en casa. Aquí incluiremos la medida de instalar un CCTV, pues con esa acción reducimos el riesgo de que nuestra propiedad sea un objetivo atractivo.

Además, en 1987 Cornish y Clarke formularon la teoría de la elección racional. En ella se sostiene que quienes cometen un delito lo hacen tras un proceso de toma de decisiones. Para hacerlo analizan los incentivos, los beneficios anticipados, el peligro que conlleva y las habilidades requeridas. Todo ello lo relacionan con sus objetivos, móviles, experiencia, habilidades, especialidades y preferencias.

Aquí la instalación de un CCTV puede provocar que la balanza se incline a favor de que el delincuente desista y busque un objetivo que se adapte mejor a sus necesidades, habilidades y que exista menos riesgo de ser detectado. Lo que significa que la instalación de un CCTV es un factor que aumenta nuestro factor de protección pudiendo provocar que el victimario deje de contemplarnos como un blanco deseable.

BIBLIOGRAFÍA

Cornish, D. B.; Clarke, R. V., «Understanding crime displacement: an application of rational choice theory», Criminology, 1987.

Clarke, R. V.; Felson, M., “Routine Activity and Rational Choice”, Advances in Criminological Theory, vol. 5, 1993.

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