Anna Aisa. Gerente de la Asociación Catalana de Empresas de Seguridad.ACAES
Y de repente el mundo se paró. Imágenes que sólo habíamos visionado en la gran pantalla han pasado a convertirse en realidad. La Covid-19 paralizaba la actividad del país, nos obligaba al confinamiento, se llevaba a nuestros seres queridos y lo hacía en soledad, de la forma más cruel que existe, la vida nos estaba enseñando su cara más dura, pero también nos dejaba imágenes de solidaridad, de fuerza, de determinación y de constancia. Ante esta adversa situación, los profesionales de la Seguridad Privada, una vez más, como ya lo hicieron en los atentados de Atocha y los más recientes de Barcelona, han vuelto a demostrar su profesionalidad y su compromiso con la seguridad y con la sociedad.
Que la Seguridad Privada es un actor principal del sistema de Seguridad Pública ya lo recoge la propia Ley de Seguridad Privada, pero en la situación de crisis actual ha quedado más que constatado. La Seguridad Privada ha seguido desarrollando su actividad, protegiendo los servicios esenciales, protegiendo a los ciudadanos, atendiendo sus necesidades y colaborando con el personal sanitario de los centros hospitalarios.
La Seguridad Privada ha sido declarada clave para garantizar el abastecimiento de la población y para garantizar el funcionamiento de los servicios sanitarios, tanto en sentido estricto (centros hospitalarios) como en su sentido más amplio (recintos feriales adaptados como hospitales, hoteles para hospedar a sanitarios o centros de acogida para indigentes). En todas estas instalaciones, establecimientos, edificios o recintos, la Seguridad Privada ha jugado un papel fundamental.
Las muestras de agradecimiento que el sector ha recibido por parte del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, de la Policía de la Generalitat-Mossos d’Esquadra, del Conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, y demás instituciones, han sido múltiples, diversas y constantes.
Desde ACAES hemos adaptado los canales de comunicación correspondientes para garantizar que dichas muestras de agradecimiento hayan llegado a sus verdaderos destinatarios, que no son otros que los profesionales de la Seguridad Privada, que las han agradecido y les ha dado fuerzas y ánimos para continuar en su labor diaria de protección.
Sin embargo este mensaje no ha ido dirigido a todos los profesionales de la Seguridad Privada. Salvo alguna excepción, en los diversos reconocimientos públicos habidos se ha hecho referencia concreta a los vigilantes de seguridad, de forma expresa y concreta.
Ciertamente los vigilantes de seguridad han estado y están en primera línea, prestando servicios en hospitales, centros de atención primaria, hospitales de campaña, hoteles-hospitales, metro, supermercados, etc., pero ello no nos puede hacer olvidar que hay otros profesionales de la Seguridad Privada igualmente necesarios para la protección de los servicios esenciales.
Me estoy refiriendo a los técnicos de los sistemas de seguridad, sin cuya labor no se podrían estar atendiendo las incidencias y/o averías de dichas instalaciones, y que, al igual que los vigilantes de seguridad, acceden a dichas infraestructuras para garantizar que los sistemas de seguridad sigan funcionando adecuadamente.
Operadores y técnicos de Seguridad
Y también debo hacer referencia a los operadores de Centrales Receptoras de Alarma, que, a pesar de la pandemia, han acudido cada día a su puesto de trabajo, para atender todas aquellas alarmas que puedan producirse, gestionarlas, verificarlas y asegurar al máximo una correcta respuesta a las mismas.
Operadores de seguridad que además han tenido que adaptarse a las medidas de distancia impuestas para prevenir posibles contagios de la Covid-19, y que han visto, consecuentemente, reducido el personal de gestión.
Estos profesionales, que sin duda forman parte de nuestro sector, no los encontramos en los accesos de los edificios o establecimientos, pero su labor es tan importante como la del resto de personal de Seguridad Privada. Dichos profesionales no llevan uniforme, pero forman parte de los «héroes» que han estado trabajando, y seguirán haciéndolo, para garantizar la protección y el correcto funcionamiento de los servicios esenciales.
Ellos son los «héroes sin uniforme» que han sido olvidados en muchos de los reconocimientos públicos habidos. Para ser justos, no en todos, pero sí en su gran mayoría. Y desde aquí, quiero aprovechar estas líneas para decirles GRACIAS.
Esta pandemia ha dado visibilidad a un sector que llevaba tiempo reclamándola, ha dado la oportunidad para que los profesionales de la seguridad mostraran su buen hacer, su compromiso con la sociedad, su compromiso con la seguridad y su predisposición constante a colaborar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Y lo ha hecho pese al miedo, a la incertidumbre, al desconcierto, al confinamiento, y al cansancio. Y lo ha llevado a cabo de forma responsable, con disponibilidad absoluta y con el convencimiento de la responsabilidad asumida de formar parte de la Seguridad Privada.
Todavía nos queda un largo camino por recorrer y espero que no sea en vano. La terrible situación vivida debe servirnos para reflexionar, para cambiar, para reinventarnos, para modificar procedimientos, para priorizar valores, para prevenir, para valorar, para querer, para agradecer, para responsabilizarnos, para protegernos, para adquirir hábitos saludables, en definitiva, para abordar una nueva forma de trabajar y de vivir más sostenible, más responsable y más adecuada a las nuevas amenazas.
Por último no puedo finalizar esta tribuna sin agradecer a mi Presidente, D. Gonzalo Castro Mata (DEP), su aportación al sector de la Seguridad Privada. Gonzalo fue un profesional reconocido por todo el sector y una gran persona, querida por todos aquellos que hemos tenido la suerte de compartir un trocito de su vida. Desde donde estés, seguirás presente en todo aquello que hagamos y en nuestros corazones.