La rapidez a la hora de consultar información o la agilidad que tenemos al navegar por internet suelen estar por encima de cualquier política de privacidad. Por ello, el aceptar las cookies en las páginas que visitamos no supone un problema. Sin embargo, para otros, las cookies resultan molestas y sienten que comprometen sus datos personales cada vez que las aceptan.
Para entender qué son las cookies imaginemos que somos los dueños de una tienda de ropa online y buscamos conocer no solo la cantidad de usuarios que entran a nuestro sitio web, sino que, nos interesa conocer su perfil para poder trabajar con estos datos y mejorar nuestras ventas teniendo en cuenta la figura del consumidor. Esta es la función de las cookies, es decir, son datos que un servidor web almacena en nuestro navegador cada vez que visitamos una página en internet.
Funciones de las cookies
Las cookies tienen como objetivo elaborar perfiles y ofrecer publicidad ajustada a los intereses de cada usuario, así como almacenar datos de acceso a un determinado sitio (nombre del usuario o contraseña) lo cual hace que la navegación sea más cómoda. Por ello, es importante enfatizar en la idea de que, cuando aceptamos las cookies, estas están recopilando el conocimiento que le aporta el propio usuario desde su ordenador.
Existen varios tipos de cookies. Según la duración están las cookies de sesión, las cuales recogen datos solo cuando el usuario navega por el sitio web y se eliminan una vez ha terminado su sesión. Por otra parte, las cookies persistentes son aquellas cuyos datos quedan almacenados por el periodo de tiempo que defina el propio administrador del sitio web.
Generalmente, las cookies propias (administradas desde el dominio de un webmaster) no representan un problema ya que, su misión es puramente funcional. No obstante, en el caso de cookies de terceros (gestionadas por una entidad ajena al editor y con finalidad analítica) pueden recoger datos personales que podrían poner en riesgo la privacidad del usuario.
En Europa, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Directiva de Privacidad (ePR) obligan a los sitios web a que pregunten al usuario si acepta las cookies. Además, deben informar a los usuarios sobre disposiciones de herramientas de eliminación y bloqueo de terceros, así como proporcionar información sobre quién está usando esos datos y sobre la elaboración de perfiles automatizados.
¿Qué pasa si no acepto las cookies?
En algunos casos la opción de “rechazar las cookies” impide la navegación total o parcial de la página web a la que que se busca acceder. En este caso, el sitio web deberá informar al usuario sobre esta situación y, además, deberá ofrecerle una alternativa de acceso al servicio deseado sin tener que aceptarlas.
Esta situación puede cambiar con el actual borrador del Reglamento ePrivacy donde se plasma la idea de que se deberá permitir al usuario navegar por el sitio web a pesar de haber rechazado las cookies, quedando exentas aquellas que resulten imprescindibles para el funcionamiento del sitio.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ofrece una guía de medidas con el objetivo de minimizar el seguimiento en internet. Podemos optar por la configuración del navegador para bloquear las cookies de terceros o bloquearlas en caso de una navegación en modo privado. Por su parte, se debe configurar el dispositivo para que no utilice el identificador de publicidad con el fin de crear perfiles o mostrar anuncios personalizados.
En caso de que el navegador disponga de protección antirastreo se aconseja activar esta función y elegir el nivel más elevado. Es importante valorar las opciones de privacidad que te ofrecen cuando eliges un navegador, así como las apps que decides instalar en tu dispositivo. Por último, se recomienda evitar iniciar sesión en tu navegador identificándote con un usuario o que la sesión quede abierta de forma indefinida.