Karlos Hernández. Product Manager Marketeer de Hikvision
Tras dos años de pandemia, los grandes eventos, tanto deportivos como culturales, vuelven con fuerza. La eliminación de las restricciones a consecuencia del Covid —como la obligación de llevar la mascarilla al aire libre o mantener la distancia de seguridad—, hacía muy complicado la viabilidad de espectáculos que, por su propia naturaleza de eventos masivos, requieren congregar a miles de personas en grandes recintos para poder celebrarse. De este modo, los veranos de 2020 y 2021, en los momentos más duros de la pandemia, apenas se celebraron festivales de música —en 2019, solo en España la cifra superaba los 800—, y en los estadios y recintos deportivos la entrada de público estuvo totalmente prohibida al inicio de la pandemia para ir dejando entrar a un número limitado de personas de forma progresiva a medida que avanzaba la vacunación y se reducían los contagios.
Superadas las restricciones, estos grandes eventos vuelven a reunir, como antes de la llegada del virus, a miles e incluso a cientos de miles de personas en un mismo recinto. La organización de este tipo de espectáculos supone un importante esfuerzo logístico y humano, y un fuerte desembolso para los promotores, que necesitan que todo salga según lo previsto, pues el prestigio del evento y, por lo tanto, su rentabilidad, está en juego. Y para que un gran evento sea un éxito, uno de los factores fundamentales es, sin duda, la seguridad.
Garantizar la seguridad de los asistentes es primordial. Las cámaras de seguridad más innovadoras ofrecen imágenes en resolución 4k, a todo color y están equipadas con un potente zoom que permite acercar la imagen para captar hasta el más mínimo detalle —para que el lector se haga una idea, estas cámaras son capaces de ofrecer imágenes de una brizna de hierba desde cientos de metros de distancia—.
Gracias a esta tecnología, el personal de seguridad del evento puede supervisar eficazmente todo lo que acontece en la entrada, durante el espectáculo y a la salida. La definición es tan precisa que por la expresión de los rostros de los asistentes podrían detectar cualquier tipo de problema y, de ser relevante, actuar en consecuencia en el menor tiempo posible.
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