Pedro Barceló. Director de Seguridad de Club de Mar – Mallorca. Graduado en Seguridad y Ciencias Policiales y Profesor de Seguridad Privada.
La intención de este artículo, sería llegar al mayor número de lectores no relacionados precisamente, con el mundo de la Seguridad, con el firme propósito de acercar, conocer y reconocer, la figura de los/as Vigilante de Seguridad.
Realmente no debería de tener mucho sentido este relato, pues nos resultaría imposible en nuestro día a día, interactuar socialmente sin su presencia, ya que desarrollan una labor diaria, callada y profunda, como la de todo servidor de seguridad, ya sea público o privado.
Haciendo un sencillo ejercicio de observación, comprobaríamos que en el tiempo que transcurre desde que salimos de nuestro hogar hasta nuestro destino, es natural encontrarnos con su figura. Puede resultar muy sorprendente este simple ejercicio, para verificar la permanente presencia del vigilante de seguridad en nuestra vida cotidiana, y ser conscientes del importante servicio que prestan a la sociedad.
Ya sea en urbanizaciones, edificios, comercios, estacionamientos, fábricas, cotos, prisiones, museos, hospitales, transportes públicos, eventos socio culturales, deportivos, conciertos, públicos y privados, en ocasiones provistos de canes, en ubicaciones estatales, autonómicas, comarcales, locales, en servicios de escolta, de protección de bienes, caudales, de objetivos estratégicos o infraestructuras críticas y un largo etcétera demasiado extenso como para no olvidar a nadie, incluidos los que se encuentran fuera de nuestras fronteras dando protección a los pesqueros españoles que faenan en las lejanas y peligrosas aguas del cuerno de África.
Vigilante de Seguridad
Actualmente se encuentran en activo unos 85.700 vigilantes de seguridad, aunque son casi 200.000 los que consiguieron su TIP como acreditación, velan de manera profesional, para todos y cada uno de nosotros a diario, en muchas ocasiones invisibles, en cuanto a reconocimiento, pero muy presentes y comprometidos en cuanto a sus actuaciones y resultados.
Sería más sencillo, por lo tanto, como podemos comprobar, indicar…en dónde no están.
Desde el 8 de noviembre de 1849, (tan solo cinco años después de la fundación de la Guardia Civil), en el que se creó el primer Reglamento para la creación de los Guardas Jurados, que debían de gozar de buena opinión y fama y no haber sido condenados por delito alguno, y tenían buena reputación por saber mediar en pleitos o discusiones, es decir, con 172 años de antigüedad y presencia necesaria e interrumpida, han demostrado sobradamente la necesidad de su profesión, avalada por incontables intervenciones, de hecho, no podemos desligar su presencia y servicio en muchos de los actos y sucesos más dramáticos que ha sufrido nuestro país en donde su actuación ha resultado necesaria y eficaz, que como resultado han evitado infinidad de desgraciados sucesos, incluidos los zarpazos indiscriminados del terrorismo.
Sin mucho ruido ni publicidad, sin esperar nada a cambio, sin victimismo tampoco, sólo con la noble abnegación del que protege al colectivo, es de justicia por lo tanto, conocerlos y reconocerlos.
También se deberían evitar el empleo de injustas y ruines etiquetas o despectivos adjetivos que resultan hirientes, para el que se expone o se interpone en muchas ocasiones, siempre a favor del ciudadano, a veces falto de medios y recursos o de la cobertura legal deseable.
No se trata de ensalzarlos, simplemente de RESPETARLOS, ya que algunos de ellos, se hicieron merecedores de ese respeto, a costa de su propia vida, mientras desarrollaban con total dignidad su profesión elegida.
Siguiendo la estela de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad estatales, también se han adaptado a la exigencia de los tiempos actuales mediante la especialización dentro de su profesión, lo que requiere actualización y tecnificación acorde.
Son cada vez más los cursos y especializaciones que aumentan el abanico formativo, siempre renovable y mejorable sin duda, del que actualmente disponen para su capacitación.
Aunque al igual que el resto de los colectivos, la formación, el reciclaje y la actualización, nunca será la deseada para acometer la constante, dinámica y asimétrica evolución de nuestra sociedad.
Resulta muy complejo el poder mantener formado de manera inmediata a todo el personal como sería deseable.
Eso no quita, hacer un permanente esfuerzo en la mejora constante de su formación.
Por qué abriríamos un hilo de discusión interesante, si pensáramos en la formación idónea que debería de adquirir un Vigilante de Seguridad.
Desarrollan en su mayoría, una labor informativa constante al ciudadano, es importante por lo tanto, la formación en manejo de personas, equipos, multiculturalidad, gestión del stress en situaciones de crisis, en definitiva mediadores en conflictos como los Guardas Jurados en su creación, legislación, primeros auxilios incluyendo el uso del desfibrilador, evacuación, lucha contra incendios, transmisiones, relaciones con las FFCCSS, así como técnicas de defensa personal y tiro, más la formación específica que puede conllevar su puesto de trabajo, como puede ser el control de cámaras, detectores, alarmas y un sinfín de equipos que se van incorporando a la seguridad integral como pueden ser los drones.
Con este incompleto repaso a algunas de las materias que forman parte de su formación, quiero romper también con el mito y la etiqueta de la baja cualificación con la que cuenta el vigilante.
Aunque si miramos de reojo nuestro entorno europeo más inmediato, nos posicionamos en puestos de champions, ya que las 180 horas lectivas del curso de formación, las materias a desarrollar y los reciclajes anuales de 20 horas, sigue siendo un objetivo deseable hoy en día para alguno de los vecinos miembros de la vieja Europa, ya que todavía no han alcanzado esos parámetros en su formación.
No quisiera pasar por alto, el papel de la mujer en este oficio, que supone actualmente un 13% del total. Su crecimiento al igual que otros sectores, sigue en constante evolución como no puede ser de otra manera, aunque lejos aún del porcentaje idóneo y deseable, que sigue siendo una meta a corto plazo.
Vaya desde este medio mi reconocimiento y respeto a todos los vigilantes de seguridad, que portando con humildad y dignidad vuestro uniforme, colaboráis a diario, con la no fácil labor de protegernos formando parte de la seguridad ciudadana de la que todos nos beneficiamos.
Y a los lectores, tened la certeza de que aunque paséis por su lado, sin dedicarles un cortés saludo, ni siquiera una mirada, serán los primeros en acudir en vuestro auxilio cada vez que lo necesitéis.