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Protección contra Incendios, soluciones que nos afectan a todos

Por Rafael Bellido. Fire protection sales manager. Johnson Controls

Como es bien sabido, el sector de la seguridad protagonizó una abrupta caída en su facturación global en 2007 con la aparición de la crisis, y con ella, la protección contra el fuego. Tras años de precarización del sector, la facturación del segmento de Seguridad Contra Incendios (PCI) se situó en 2.600 millones de euros en 2017, lo que representa un crecimiento del 7% respecto al ejercicio anterior, según cifras de la asociación Tecnifuego-Aespi, pero que todavía no alcanza el volumen de negocio anterior a la crisis.

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Aun así, el dato no deja de ser una buena noticia para todos, ya que su fin último no es un tema baladí: el objetivo principal de la protección contra el fuego es salvar vidas humanas. Además, el fuego sigue siendo una de las principales razones de las pérdidas económicas en el sector industrial y establecimientos comerciales. La protección de puntos críticos que determinan la rentabilidad de la industria y ser capaz de responder proactivamente ante situaciones de peligro potencial son los otros grandes pilares, junto a la protección de la vida, que configuran la PCI.

Debido a la gran variedad de retos de cada industria, la PCI debe ofrecer respuestas adecuadas para cada una y abordar de manera especial cada una de sus necesidades. Cuando hablamos de fábricas y almacenes, la merma en la capacidad de fabricación puede conllevar una pérdida de cuota de mercado importante debido a un cierre prolongado tras un incendio. Los sistemas de detección en instalaciones industriales pueden enfrentarse a entornos complicados como calor, polvo, frío o explosiones.

La máxima en estos casos es la protección de las zonas de almacenamiento que pueda ser causa de generación de combustión (plásticos, cartones, etc.), y conseguir que las actividades del edificio puedan reanudarse en el plazo de tiempo más corto posible.

Para hacer frente a estas situaciones, soluciones como la espuma de baja expansión -que ofrece una tasa de expansión de 5:1- son de las más adecuadas para proteger tanques de almacenamiento o áreas de procesamiento. Por su parte, la espuma de alta expansión –con una tasa de expansión de 500:1- sería más adecuada para proteger instalaciones peligrosas de un mayor volumen, como almacenes de líquidos inflamables, transportadores, etc.

En instalaciones como centros comerciales, oficinas y hoteles, uno de los principales problemas es la evacuación de un gran número de personas en caso de emergencia. En esos casos es necesario tener varias estrategias de evacuación, que incluyen diversos recorridos de evacuación y un personal formado que sea capaz de afrontar este tipo de situaciones. Y finalmente, soluciones de extinción adecuadas. Los rociadores automáticos son sistemas capaces de detectar automáticamente un incendio, transmitir una alarma y controlar el fuego.

Una detección temprana marca la diferencia entre un accidente menor y una importante parada en el negocio. Los rociadores automáticos se activan con la temperatura y enfrían el ambiente, reduciendo el humo y refrigerando la estructura para que no colapse. Hacer frente a una situación de fuego, ya sea en una fábrica o en una tienda, sería inviable sin una gestión unificada de los recursos de seguridad que la forman.

Un mal trabajo puede minar la capacidad de responder ágilmente ante un incidente, incrementando los riesgos globales de seguridad. Para hacer frente a este problema, los sistemas de gestión de información de seguridad física (Physical Security Information Management, PSIM) unifican los múltiples sistemas de seguridad, conectando y correlacionando información vital de un modo centralizado e integrado.

Con la implementación de una solución PSIM, las organizaciones pueden convertir el almacenamiento de datos de sistemas individuales en inteligencia procesable en tiempo real a fin de aumentar la productividad, la eficiencia y la seguridad empresarial. Estos sistemas de gestión van ligados a los enfoques «llave en mano» para la protección contra incendios. Así, ofrecen soluciones que integran desde la fase de diseño, suministro e instalación completa del sistema, puesta en marcha y pruebas, hasta su entrega al cliente totalmente listas para funcionar.

En cuanto al futuro del sector, su desarrollo pasa por la consolidación y estandarización de los edificios inteligentes. Si quisiéramos evitar la propagación de un incendio lo más fácil sería retirar el oxígeno del ambiente en su totalidad, pero evidentemente sería una situación imposible si el recinto estuviera lleno de trabajadores. Los nuevos desarrollos tecnológicos están trabajando para bajar el nivel de concentración de oxígeno en las zonas afectadas dentro de los edificios con el objetivo de extinguir el fuego y evitar el uso de agua. Si el límite humano para poder respirar está por debajo del 13% de oxígeno, gracias a esta tecnología, el edificio inteligente sería capaz de manejar los niveles de oxígeno, evitando que el incendio se propagase manteniendo al tiempo que aseguraría que los trabajadores pudieran respirar sin correr ningún tipo de riesgo.

El hecho de que el sector de la protección contra incendios esté empezando a ver la luz tras años donde los servicios se precarizaban hasta niveles muy peligrosos para la integridad de las personas no es solo una buena noticia para el sector de la seguridad sino para todos nosotros. Tener la certeza de que una compañía de seguridad experimentada esté detrás de las oficinas donde trabajamos, el centro comercial al que acudimos habitualmente o la fábrica que tenemos al lado de casa, supone una mejoría en la nuestra calidad de vida y en la de los nuestros.

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