Por Saray Herrera Artega. Consultora de Seguridad. Eulen Seguridad España
En los puertos existen dos grandes grupos de riesgos y amenazas según su origen: los deliberados y de naturaleza delictiva, y los accidentales o fortuitos (condiciones naturales del medio). Entre ellos, y por sus potenciales efectos sobre la Seguridad Nacional, destacan los tráficos ilícitos los cuales se sustentan generalmente en redes de crimen organizado, el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, la inmigración irregular por vía marítima, la explotación ilegal o no regulada de los recursos marinos, la destrucción y degradación intencionada del medio marino, los actos contra el patrimonio cultural subacuático, así como las ciberamenazas.
La normativa portuaria para minimizar estas amenazas abarca un amplio espectro. Desde los Planes de Autoprotección, los Planes Interiores Marítimos, los Planes de Emergencia Interior, los Planes de Instalaciones Portuarias, los Planes de Protección del Puerto y finalmente los Planes de Infraestructuras Críticas, los cuales se están redactando actualmente.
Esta diversidad de planes hace complicada la coordinación de los mismos, pues todos se rigen por distintos indicadores. De todos ellos, pasaremos a analizar los principales puntos en la redacción de los Planes de Protección del Puerto y los Planes de Infraestructuras Críticas.
[El artículo íntegro puede leerse en el número 321 de abril de CUADERNOS DE SEGURIDAD]
