No diría toda la verdad si afirmara que ésta ha sido una entrevista en toda regla de manual de periodismo: pregunta, respuesta, pregunta… Sí, fue un encuentro muy profesional, pero donde las respuestas se adelantaban veloces a las preguntas, y las preguntas se tachaban, indiscriminadamente, en el bloc del periodista.
El hombre que ocupa desde no hace ni tan siquiera un año la Secretaría Sectorial de Seguridad y Servicios Auxiliares de UGT-FeS, Sergio Picallo, lo tiene muy claro, ha venido a hablar y, sobre todo, a reivindicar la profesión del vigilante de seguridad. Sus palabras tienen como escenario un despacho, que comparte con otros «compañeros», en una de las sedes del sindicato en Madrid. Allí habló, con el único límite marcado por una reunión posterior, sobre el presente y futuro de estos profesionales de la seguridad.
Estas líneas son un simple esbozo de una rápida narración apenas interrumpida donde la figura del vigilante adquiere un absoluto protagonismo. Sergio Picallo, vigilante de profesión desde hace más de 20 años, y con una amplia trayectoria sindical asumiendo diferentes cargos de responsabilidad, reconoce que el sector de la seguridad privada se ha ido adaptando a las necesidades actuales y reales, con unos trabajadores cada vez más preparados y cualificados, aunque matiza que «pese al esfuerzo y trabajo, carecen del reconocimiento profesional, económico y social que deberían tener».
Fiel defensor de la formación y especialización, se queja de la ausencia de carrera profesional, como uno de los grandes obstáculos para el desarrollo y crecimiento laboral de los vigilantes. «Siempre hemos defendido una mayor exigencia en el acceso a la profesión, y dotar al sector de una carrera, donde el trabajador se pueda desarrollar y progresar; es así como conseguiremos el reconocimiento que no tenemos. Es fundamental que la sociedad conozca y valore el papel que desempeña el vigilante de seguridad. Nuestro futuro pasa por la implantación de una carrera profesional».
Especialización, reconocimiento, esfuerzo, mejoras laborales y sociales, nueva normativa…, Sergio Picallo, con contundentes afirmaciones, continúa analizando el momento que le ha tocado vivir al sector de la seguridad que, inmerso aún en un periodo de versatilidad e incertidumbre, demanda estabilidad y progreso. Mientras, en medio de esta reivindicativa conversación, no me resisto a entresacar otras cuestiones más personales. Aprovecha su tiempo libre para huir de la capital y perderse con su familia por Santander, cuna de sus orígenes. Dice ser de aquellos que se ajusta el mandil en la cocina para luego degustar suculentos platos acompañados de un buen vino. Hoy dedica sus horas de lectura a descubrir la historia de Corocotta, un guerrero cántabro –«El último soldurio», de Javier Lorenzo–, que luchó junto a Julio César, y que fue capaz de renunciar a la ciudadanía romana por conservar sus raíces. Lo dicho: no fue una entrevista en toda regla… pero, eso sí, al final quedó tiempo para un café.
