De pequeño soñaba con ser músico. Con cinco años de solfeo, dos de canto coral y cuatro de trompeta, si hubiera seguido los consejos de su abuelo habría ingresado en la Escuela de Música del Ejército de Zaragoza. Pero la vida le llevó por otros derroteros muy alejados de partituras musicales. ¡Y eso que fue «turuta» cuando hizo el servicio militar! Ferran Masip, director de Seguridad Corporativa y Pérdida de Grupo Miquel, acude a la cita sabiendo que ésta no será solo una entrevista más sobre su actividad profesional. Con el único límite de tiempo marcado por la hora de regreso en el AVE a Barcelona, se sienta ante «Un café con…» para mostrar a un hombre hecho a sí mismo, gran trabajador, lleno de sensibilidad y muy familiar.
Más de 20 años de experiencia y vivencias en el sector de la Seguridad Privada son más que suficientes para que sus palabras discurran una tras otra al rememorar sus inicios como vigilante de seguridad y, posteriormente, jefe de equipo en el parque temático Port Aventura; su faceta como supervisor de seguridad en Terra Mítica, donde pudo implementar todo lo aprendido sobre procedimientos y gestión de la protección y seguridad; y… su llegada al Hotel Hesperia Tower de Barcelona –en plena fase de obra– como director de Seguridad. «Tuve la oportunidad de aportar mi granito de arena en el proyecto –explica– a través de la implantación de los sistemas contra intrusión, CCTV, protección contra incendios, centro de control, …». Hoy en día, desde Grupo Miquel –empresa del sector de la Distribución, con 63 grandes superficies GM Cash & Carry, y 2.500 empleados–, donde fue el artífice del departamento de Seguridad y de implantar un sistema de seguridad integrada, siente el compromiso e implicación de todos y cada uno de los profesionales que trabajan mano a mano con él. «Yo sin mi equipo –insiste– no soy nada. Somos una gran familia consciente de que la seguridad es un aspecto muy importante para el desarrollo de la compañía». Los minutos de conversación van creando una atmósfera propicia para que Ferran Masip nos «dibuje» una feliz infancia rodeada de juegos y «trastadas» con los amigos, pero también de «muchas horas de trabajo con mi padre que era agricultor», señala. Los fines de semana son para la familia –aunque sabemos que móvil y portátil continuan echando humo–; por eso, si se fuera a una isla desierta no se llevaría nada «… ni a mi mujer!», cuenta con picardía. Amable, cariñoso, extrovertido, pero con un ápice de timidez, disfruta escuchando música clásica y degustando una copa de cava. Sueña con jubilarse «a los 50» –bromea– y «recorrer esos maravillosos pueblecitos que tiene España y Europa en autocaravana junto a mi mujer». Un último dato: hoy solo toca la trompeta «cuando me dejan»●
